Vivimos en un mundo donde nos dicen que debemos ser fuertes, que no hay mostrar debilidad, que tenemos que conseguir las cosas por nosotros
mismos, que los hombres no lloran, etc. Por todo esto y mucho más nos ponemos una coraza para protegernos.
Pero en realidad, esto no es así. Los hombres también lloran, aveces no podemos hacerlo solos, tenemos que pedir ayuda,
debemos mostrar nuestras debilidades y nuestras emociones para que se nos
conozca y se nos comprenda mejor.
Si bien es cierto que podemos recibir el amor de muchas
maneras: el amor de los hijos, padres, amigos, etc, pero el amor que te proporciona una pareja, es insustituible, al igual que
cada uno de ellos. Cada cual tiene su parcela.
El ser humano tiene una gran capacidad de dar amor, pero
lo que está claro, es que en primer lugar y por encima de todo hay que amarse y
respetarse a sí mismo.
Dentro de cada hombre, o mujer, hay un
corazoncito, que cuando le hablas con cariño y rascas un poquito, afloran esas
emociones contenidas, esa falta de cariño, esa necesidad de ser escuchado, esa necesidad de caricias, de mimos, que todo ser humano tiene , y que por muy fuerte
que aparente ser en su interior anida esa especie de enfermedad
que yo llamaría “mimialgia” o falta de mimos que lentamente te va minando hasta
sumirte en la tristeza más profunda,
acompañada de la falta de ilusión .
El ser humano no está hecho para estar sólo.
Todo es mucho mejor y más llevadero entre dos, las alegrías, las penas, etc.
La Soledad es la enfermedad del siglo XXI, no nos
contagiemos.
Abramos nuestros corazones en busca de ese amor y cuando
tengamos la suerte de encontrarlo, seamos generosos con él cuidémoslo y hagamos
que sea sano.
El amor es un lio maravilloso, ¡vívelo!
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