miércoles, 18 de noviembre de 2015


Vivimos en un mundo donde nos dicen que debemos ser fuertes, que no hay mostrar debilidad, que tenemos que conseguir las cosas por nosotros mismos, que los hombres no lloran, etc. Por todo esto y mucho más  nos ponemos una  coraza para protegernos.




Pero en realidad, esto no es así. Los hombres también lloran, aveces no podemos hacerlo solos, tenemos que pedir ayuda, debemos mostrar nuestras debilidades y nuestras emociones para que se nos conozca y se  nos comprenda mejor.

Si bien es cierto que podemos recibir el amor de muchas maneras: el amor de los hijos, padres, amigos, etc, pero el amor que te proporciona una pareja, es insustituible, al igual que cada uno de ellos. Cada cual tiene su parcela.
El ser humano tiene una gran capacidad de dar amor, pero lo que está claro, es que en primer lugar y por encima de todo hay que amarse y respetarse a sí mismo. 

Dentro de cada hombre, o mujer, hay un corazoncito, que cuando le hablas con cariño y rascas un poquito, afloran esas emociones contenidas, esa falta de cariño, esa necesidad de ser escuchado, esa necesidad  de caricias, de mimos, que  todo ser humano tiene , y que por muy fuerte que aparente  ser  en su interior anida esa especie de enfermedad que yo llamaría “mimialgia” o falta de mimos que lentamente te va minando hasta sumirte en la  tristeza más profunda, acompañada de la falta de ilusión .


El ser humano no está hecho para estar sólo.
Todo es mucho mejor y más llevadero entre dos, las alegrías, las penas, etc. 
La Soledad es la enfermedad del siglo XXI, no nos contagiemos.
Abramos nuestros corazones en busca de ese amor y cuando tengamos la suerte de encontrarlo, seamos generosos con él cuidémoslo y hagamos que sea sano.

El amor es un lio maravilloso, ¡vívelo!

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