Mientras el 40% de los hombres prefieren las aventuras de un día, sólo el
2% de las mujeres aceptan este tipo de infidelidad “ultrarrápida”. El engaño
femenino suele exigir algo más que simple sexo, ésa es la razón por la cual el
80% de los embelecos femeninos ocurren con conocidos o amigos: el afecto
arrastra al erotismo. Independiente del sexo, la mayoría de las aventuras que
comienzan con gente cercana (colegas, compañeros de ocio, secretarias, vecinos,
amigas) terminan convirtiéndose en una especie de telenovela tormentosa. Cuando
se asciende (o desciende) a la categoría de amantes, el universo entero
tiembla.
Estamos de acuerdo en que si hay “rompimiento traicionero “de lo
pactado, hay infidelidad. En eso no hay discusión. Uno no puede ser “un
poco” infiel o “casi” fiel. La ruptura del acuerdo se da o no se da. No
obstante, parece que la gente considera que aunque haya adulterio no es lo
mismo una aventura aislada sin vínculo emocional (una noche, unos días), que
una relación “seria “y estable (meses, años).
Un señor que amaba profundamente a su esposa descubrió que ella había
tenido una aventura sexual con el jefe. Luego de una fiesta de oficina, la
mujer había aceptado ir al apartamento del hombre y ahí había amanecido. El
percance adquirió dimensiones inusitadas porque al ver que no llegaba (¡se
había quedado dormida!) intervinieron la policía, los hijos, los suegros, los
padres, los vecinos. En fin, la hecatombe fue total y vox populi .Ante la
desesperación de los familiares, uno de los asistentes A la celebración no tuvo
más remedio que contarlo que había pasado. Cuando el marido y algunos
familiares llegaron al apartamento, la pescaron semidesnuda, Pasmada y con las
manos en la masa.
En la terapia de pareja, a la cual asistieron con la rapidez que
demandaba la situación, se planteó un dilema fundamental: ¿Hay diferencia entre
la locura de una noche (fugaz, irrepetible, desordenada) y la relación de
amantes (constante, repetida y pensada)? ¿Tienen el mismo carácter traicionero?
¿Lo eventual y aislado merece igual sanción que lo permanente y estable? Por
decirlo de alguna manera, ¿no sería más comprensible o “perdonable” La aventura
esporádica? En el caso que estoy señalando, la respuesta a estas preguntas
fueron benévolas para la relación. Se llegó a la conclusión de que, aunque ella
había sido evidentemente infiel, existían ciertos atenuantes que iban desde un
anterior abandono afectivo del marido hasta el consumo de alcohol (la droga
nubla todo esbozo de consciencia). Se decidió intentar de nuevo. El señor dejó
establecido que jamás aceptaría la reincidencia, y ambos coincidieron que por
ningún motivo perdonarían la infidelidad de un amante permanente: borrón y
cuenta nueva.
“La relación de amantes, es la más fuerte de las estafas sentimentales y la
que mayores secuelas psicológicas conlleva una relación extramatrimonial
sostenida y reiterada implica, necesariamente, premeditación y alevosía. El
incendio esta fuera de control y arrasa con todo lo que se atraviese en el
camino. La problemática principal es que el incendiario, habiendo las
consecuencias y pudiendo controlar el siniestro incendio le echa más leña al
fuego”.